La propuesta del doctor Queraltó está muy bien vista, no
sólo pone encima de la mesa la propuesta de una ética humana sino también una
ética empresarial o del comercio de cara a una sociedad tecnológica. Sin
embargo debería ser puesto en tela de juicio este triedro conceptual que nos propone.
En primer lugar nos explica como el principio básico sería
la solidaridad social, en tanto que si el empresario da comodidades a los
empleados trabajarán más y mejor. Esto sería una relación de mutua ayuda mucho
más que aceptable. El segundo concepto que nos propone, es derivado del
primero, se trata de la justicia social. Ésta debería tener como función la
distribución de bienes y servicios, es decir como cohesión social –de tal forma
que daría mejor uso a la solidaridad social-. El último concepto propuesto es
igualdad de derechos sin caer en el
igualitarismo, ya que las sociedades socialistas siempre han quedado como
utopía irrealizable.
Este brevísimo resumen acerca de la parte pragmática ¿a
quién beneficia? ¿Se puede dar una relación de mutua ayuda sin perjudicar a
ninguna de las partes que forman la relación? En mi opinión no. Ya que de darse
esta relación si lo más productivo fuera despedir al 90% de la plantilla, lo hará y no solo lo hará sino que
esta ética lo avalaría*.
Esta ética pragmática adoradora de la tranquilidad para la
máxima tranquilidad no toleraría ningún tipo de inversión social, me explico,
no toleraría ningún tipo de revuelta social como indignación sobre lo que esté
pasando. Lo único que haría es dar al trabajador las comodidades justas para
que no proteste y si protesta que tenga cuidado. Además después de este habría
que ver cómo se distribuye la justicia y la igualdad de derechos si siempre se
debe de dar el máximo beneficio.
Puede aparentar que el problema se diluye sin embargo lo que
acontece es distinto. Aparece una ética mixta moral-productiva, que surge de la
moral –a secas – que terminará muriendo en manos de aquella que la creó por ser
insuficiente, algo parecido al monstruo de Frankenstein.
*No hablo de
una pequeña empresa sino de las grandes corporaciones que para mantener el
nivel de vida de los directivos despiden a los curritos.