El Premio
Nóbel de Economía, renombrado filósofo, economista y profesor de origen bengalí
Amartya Sen, es conocido principalmente por sus ideas acerca del desarrollo
humano, la economía del bienestar, las hambrunas y la pobreza.
En
las líneas que siguen propongo reflexionar acerca de dos conceptos clave en su
teoría. Distinguiremos y valoraremos a continuación las nociones de CAPITAL
HUMANO y CAPACIDAD HUMANA, siguiendo la línea argumental de un breve artículo
presentado por Sen en el World
Development en 1997.
El capital
humano consiste en las posibilidades de producción que un ser humano en su
carácter de agente (agency) puede desplegar, considerando sus habilidades,
conocimientos y esfuerzos.
La capacidad
humana es una noción que se centra en la habilidad del ser humano para
llevar el tipo de vida que considera valiosa, incrementando además sus
posibilidades de elección.
La diferencia
es clara. El capital humano es un concepto muy valioso a la hora de medir la
productividad de una persona, la eficacia que puede tener cada individuo de una
empresa, o desde el punto de vista del propio individuo, puede ser útil a la
hora de calcular con cuántos bienes puede hacerse uno y a qué ritmo. Sin
embargo no nos dice nada acerca del valor que esa persona le otorga a su propio
estilo de vida, ni sobre lo amplias o estrechas que son las posibilidades de
elección de uno. El concepto de capacidad humana sí, y creo que ahí radica la
diferencia más importante.
También
podemos encontrar cierta coincidencia entre ambas perspectivas. Y es que
en ocasiones, cuanta más capacidad de producción por parte de la persona, más
posibilidades se dan de vivir una vida que dicho individuo considere valiosa. O
a la inversa. Puede ocurrir que dadas éstas amplias capacidades de elección,
los campos en los que ésta persona, en tanto agente productor, puede participar,
se amplíen.
En
todo caso, Amartya Sen resalta el concepto de capacidad humana y observa que,
como patrón de medida del bienestar y la libertad de las personas, es el
concepto que ha de ser tomado como referente prioritario. Incluso, de forma
indirecta, es pertinente emplear el enfoque de las capacidades humanas a la
hora de buscar indicios de cambio social (efectivamente, un patrón que mide la
amplitud de las posibilidades de elección de una persona, así como su
satisfacción con la vida que llevan, está mucho más preparado para evaluar el
cambio social de un pueblo o comunidad).
En conclusión,
la perspectiva de Amartya Sen en este punto me parece muy acertada. El enfoque
de las capacidades es mucho más amplio de lo que aquí hemos esbozado, pero el
punto aquí no era una exposición sistemática del mismo, sino más bien su mejor
adecuación respecto al enfoque limitado del capital humano como medida del
bienestar.
Gabriel
Sánchez Maestro, de Filosofía Política II, grupo 3.
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