En el mundo de las corporaciones, siempre se ha
buscado la obtención del mayor beneficio en el menor tiempo posible. Al
principio esto implicaba que las corporaciones tomaran todo cuanto necesitaran
de las materias primas que encontramos en la naturaleza sin importarles en
absoluto el impacto que esto podría llegar a provocar. Deforestaban los bosques
y las selvas indiscriminadamente, sintetizaban todo tipo de químicos
contaminantes y muy perjudiciales, contaminaban campos y ríos enteros al verter
sus desechos de fabricación, así como la atmósfera. Pero debido a la presión
social esto está empezando a moderarse lentamente.
Con la expansión de Internet la gente cada vez
tiene más acceso a información del mundo que le rodea; a demás de que al
tratarse de un medio de información público no puede ser manipulado y censurado
con tanta facilidad por gobiernos y corporaciones como los demás medios de
información privados. Gracias a esta red de comunicación entre otras la gente
se empezó a dar cuenta del verdadero carácter de las corporaciones y sus actos
inmorales y barbáricos contra el medio-ambiente y las personas.
Como respuesta a los movimientos sociales en contra
de este tipo de estrategias de producción (principalmente movimientos
ecologistas), que ocasionaban graves pérdidas debido a la mala publicidad que
causaban, las corporaciones decidieron comenzar un nuevo proceso de “lavado de
cara”. Esto es, comenzaron a guardar las apariencias de cara a la sociedad y a
fingir preocupación por las inquietudes sociales, tales como el medio-ambiente
o los actos de caridad y ayuda comunitaria. Entonces vieron en el ecologismo
todo un amplio mercado del cual podían beneficiarse enormemente y comenzaron a
abanderar políticas de respeto medio-ambiental y colaboraciones con ONG’s.
Debido
a estos nuevos actos, totalmente interesados, empezaron a ganarse la aprobación
de la gente y esto se traducía a su vez en buena publicidad que daba a las
corporaciones una cierta ventaja frente a sus competidores. Es por esto que las
corporaciones se toman la ética simplemente como una fuente más de beneficios
que hay que cuidar. Pues los consumidores siempre tenderán a comprar un
producto que, por ejemplo, sea más respetuoso con el medio-ambiente en su producción,
que el mismo producto de otra marca más barata, pero más dañina con el entorno.
Esta disposición a pagar la diferencia de precio de un producto a otro, por
parte del consumidor, es lo que hace tan rentable la ética en los negocios.
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