Langdon Winner

domingo, 28 de abril de 2013

MANIPULACIÓN MEDIÁTICA Y “SHOCKS INVISIBLES”.


El célebre filósofo y lingüista Noam Chomsky es también conocido por su activismo político, especialmente en el ámbito estadounidense. Una de sus principales aportaciones consiste en el análisis de los medios de comunicación en tanto herramientas para lograr un control social. Chomsky propone diez eficaces estrategias para lograr este fin a través de los grandes medios de masas. Me parece interesante comparar algunas de ellas con ciertas ideas de Naomi Klein en “La doctrina del shock”.
La primera de ellas es la estrategia de la DISTRACCIÓN. Si inundamos los medios con información baladí, la ciudadanía vivirá al margen de los acontecimientos fundamentales que tienen lugar en su sociedad. Ejemplo: el telediario de la primera cadena estatal dedicó un cuarto de hora a hablar de fútbol y otro tanto a la elección del nuevo Papa. Sólo después dedicaron 2 o 3 minutos a hablar de los miles de estudiantes que se estaban manifestando ese mismo día en Madrid con motivo del panorama educativo.
Otra pasa por reforzar el sentimiento de AUTOCULPABILIDAD. Es muy sencillo explicar una crisis económica diciendo que “mucha gente ha vivido por encima de sus posibilidades”. Sin más. ¿Para qué tratar de explicar el fenómeno con mayor profundidad? A veces la explicación más sencilla no es la más inmediata o la más simple. Así todo, emitir la idea en una sola ocasión no bastará, por supuesto, pero ahí entra en juego la repetición. A base de decir siempre lo mismo, una y otra vez, uno empieza a asumirlo.
Introducir cambios de manera GRADUAL, poco a poco, es otro modo de hacer que la gente no perciba ciertas fenómenos a modo de shock. Si un día, de pronto, se comunicara: “La educación superior pública costará, a partir de ahora, lo mismo que la privada”, la noticia supondría una revolución inmediata, seguramente. Se puede conseguir el mismo resultado subiendo año tras año el precio de las matrículas. Esto provocará puntuales manifestaciones y revueltas, que (no sin descaro) podrán ser ignoradas.
Otras estrategias (fomentar la complacencia con la mediocridad, tratar a la gente como si no fueran capaces de abordar cuestiones desde una perspectiva crítica, conocer bien al receptor de la noticia…) son igualmente importantes, pero no me detendré en cada una.
El caso es que el modo en el que el capitalismo del desastre descrito por Naomi Klein se abre paso hoy en día no requiere ya de shocks violentos. ¡Lo ideal es, de hecho, que no se perciba ningún tipo de shock! Y, a nivel general, cualquier cambio brusco que se quiera llevar a cabo (sea en la dirección ideológica que sea), si bien es cierto que requiere una crisis – al menos, esa es la opinión de Milton Friedman – lo más eficaz es que tal crisis, pese a su buena dosis de realidad, no sea percibida.

2 comentarios:

  1. Yo sí creo que hay cierto nivel de shock en España ahora mismo, es obvio que no con la intensidad que sufrió sudamérica o los demás casos de la doctrina del shock pero hay anuncios de nuevas medidas económicas a diario, hay casos de corrupción, monarquía... En definitiva, multitud de frentes abiertos que se ve en la cantidad de "mareas" y manifestaciones que se producen a diario que en realidad hacen que sean totalmente ineficaces.

    ResponderEliminar
  2. Efectivamente, se está dando una situación de shock en nuestro país ahora mismo, no pretendo negarlo. Sólo quería poner de relieve algunas de las estrategias que atenúan esa sensación de shock, mostrando cómo el capitalismo del desastre gana terreno poco a poco, avanzando paso a paso sobre el terreno por el cual va sembrando el caos.
    El hecho de que las medidas económicas aparezcan frecuentemente es, creo, el vivo ejemplo de la estrategia gradualista que expongo. Si se impusieran de golpe, el shock se percibiría. Si anuncian una a la semana, la gente se acaba acostumbrando y la sensación de shock no es tan pronunciada, pero el resultado es el mismo: un desastre. Esto desemboca en manifestaciones que, como tú señalas, acaban siendo ineficaces porque muchas veces se hace lo posible por ignorarlas.
    Todo ello, sumado a los candentes asuntos referentes a la monarquía, corrupción, y algunos otros puntos, demuestran sin duda que existe esa situación de shock. No al estilo de Argentina o Chile hace algunas décadas, pero está bien presente. Estoy de acuerdo.

    ResponderEliminar