Langdon Winner

miércoles, 15 de mayo de 2013

Ética empresarial: el monstruo de Frankenstein



La propuesta del doctor Queraltó está muy bien vista, no sólo pone encima de la mesa la propuesta de una ética humana sino también una ética empresarial o del comercio de cara a una sociedad tecnológica. Sin embargo debería ser puesto en tela de juicio este triedro conceptual que nos propone.

En primer lugar nos explica como el principio básico sería la solidaridad social, en tanto que si el empresario da comodidades a los empleados trabajarán más y mejor. Esto sería una relación de mutua ayuda mucho más que aceptable. El segundo concepto que nos propone, es derivado del primero, se trata de la justicia social. Ésta debería tener como función la distribución de bienes y servicios, es decir como cohesión social –de tal forma que daría mejor uso a la solidaridad social-. El último concepto propuesto es igualdad de derechos sin caer en el  igualitarismo, ya que las sociedades socialistas siempre han quedado como utopía irrealizable.

Este brevísimo resumen acerca de la parte pragmática ¿a quién beneficia? ¿Se puede dar una relación de mutua ayuda sin perjudicar a ninguna de las partes que forman la relación? En mi opinión no. Ya que de darse esta relación si lo más productivo fuera despedir al 90% de la  plantilla, lo hará y no solo lo hará sino que esta ética lo avalaría*.

Esta ética pragmática adoradora de la tranquilidad para la máxima tranquilidad no toleraría ningún tipo de inversión social, me explico, no toleraría ningún tipo de revuelta social como indignación sobre lo que esté pasando. Lo único que haría es dar al trabajador las comodidades justas para que no proteste y si protesta que tenga cuidado. Además después de este habría que ver cómo se distribuye la justicia y la igualdad de derechos si siempre se debe de dar el máximo beneficio.

Puede aparentar que el problema se diluye sin embargo lo que acontece es distinto. Aparece una ética mixta moral-productiva, que surge de la moral –a secas – que terminará muriendo en manos de aquella que la creó por ser insuficiente, algo parecido al monstruo de Frankenstein.

*No hablo de una pequeña empresa sino de las grandes corporaciones que para mantener el nivel de vida de los directivos despiden a los curritos.

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