Langdon Winner

miércoles, 15 de mayo de 2013

Reflexión acerca de del poder en Michel Foucault


<<El poder se encuentra en todos sitios… porque no proviene de ningún sitio>>


“Según Foucault, ya no es posible representar el poder como algo que simplemente oprime y reprime a los individuos”*. El poder ha pasado a jugar en otro lugar, en el lugar de la acción. El poder son acciones sobre otras acciones a fin de interferir con ellas. El poder presume libertad en el sentido en que el poder no es forzar, sino formas de hacer que la gente se comporte por sí misma de modo distinto de cómo lo hubiesen hecho de otra manera.  Un modo de realizar esto es mediante la amenaza con violencia. Pero tratar de convencer a alguien de lo contento que se sentirá si adquiere un determinado producto, es también una forma de ejercitar el poder, y en el marketing hay un gran conocimiento de cómo (intentar) efectuar este cambio de comportamiento.

Foucault nos dirá que es algo absurdo ceder todo nuestro poder a un o unos gobernadores, el poder no se posee el poder se ejerce. ¡Claro que puede haber unos  gobernantes!, ¡claro que puede haber un gobernante!, pero no tiene sentido que los no-gobernantes entonces no ejerzan su  poder o que lo ejerzan una vez cada cuatro años y se olviden. Éste se sigue dando en toda relación de acciones.
Y cómo en toda acción no solo estará en juego el poder ejercido sino además lo que lo fundamenta, es decir, todos esos millones de sistemas de creencias. Estas creencias consideradas irrefutables e inamovibles. El poder no se va a ejercer únicamente de un grupo dirigente a otro gobernado ya sea política o económicamente. No se puede caer bajo ningún concepto en una creencia que fundamente el ejercicio del poder en una sola dirección, de subyugamiento, llevada esta creencia a su límite puede llegar a ser la esclavitud.

El poder debe ser ejercido como arma de doble filo no hay que dejarse contentar por los mensajes y objetos que se venden y dictan desde “arriba”. Aquellos que estamos debajo, es decir, aquellos que vamos a recibir ya sea un objeto del mercado o una medidas políticas concretas, no pueden aceptarlo sin más porque los dirigentes tengan el monopolio. Da igual que una empresa quiera vender un producto si es inútil e innecesario y lo sabemos porque tenemos sentido común, no tenemos por qué comprarlo. Si estamos viendo como una serie de medidas impopulares por parte de un gobierno que puede llegar a ser hasta ilegitimo ¿hay que tolerar que siga ejerciendo su poder?

El poder es un arma de doble filo y no se contenta con ser ejercido del grupo dirigente a los consumidores y trabajadores sino que el poder es ejercido de manera inversa.


*Modelos de filosofía política Stefano Petrucciani . Pg 235.

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