<<El
poder se encuentra en todos sitios… porque no proviene de ningún sitio>>
“Según Foucault, ya no es posible
representar el poder como algo que simplemente oprime y reprime a los
individuos”*. El poder ha pasado a jugar en otro lugar, en el lugar de la
acción. El poder son acciones sobre otras acciones a fin de interferir con
ellas. El poder presume libertad en el sentido en que el poder no es forzar,
sino formas de hacer que la gente se comporte por sí misma de modo distinto de
cómo lo hubiesen hecho de otra manera.
Un modo de realizar esto es mediante la amenaza con violencia. Pero
tratar de convencer a alguien de lo contento que se sentirá si adquiere un
determinado producto, es también una forma de ejercitar el poder, y en el
marketing hay un gran conocimiento de cómo (intentar) efectuar este cambio de
comportamiento.
Foucault nos
dirá que es algo absurdo ceder todo nuestro poder a un o unos gobernadores, el
poder no se posee el poder se ejerce. ¡Claro que puede haber unos gobernantes!, ¡claro que puede haber un
gobernante!, pero no tiene sentido que los no-gobernantes entonces no ejerzan
su poder o que lo ejerzan una vez cada
cuatro años y se olviden. Éste se sigue dando en toda relación de acciones.
Y cómo en
toda acción no solo estará en juego el poder ejercido sino además lo que lo
fundamenta, es decir, todos esos millones de sistemas de creencias. Estas
creencias consideradas irrefutables e inamovibles. El poder no se va a ejercer
únicamente de un grupo dirigente a otro gobernado ya sea política o
económicamente. No se puede caer bajo ningún concepto en una creencia que
fundamente el ejercicio del poder en una sola dirección, de subyugamiento,
llevada esta creencia a su límite puede llegar a ser la esclavitud.
El poder debe
ser ejercido como arma de doble filo no hay que dejarse contentar por los
mensajes y objetos que se venden y dictan desde “arriba”. Aquellos que estamos
debajo, es decir, aquellos que vamos a recibir ya sea un objeto del mercado o
una medidas políticas concretas, no pueden aceptarlo sin más porque los
dirigentes tengan el monopolio. Da igual que una empresa quiera vender un
producto si es inútil e innecesario y lo sabemos porque tenemos sentido común,
no tenemos por qué comprarlo. Si estamos viendo como una serie de medidas
impopulares por parte de un gobierno que puede llegar a ser hasta ilegitimo
¿hay que tolerar que siga ejerciendo su poder?
El poder es
un arma de doble filo y no se contenta con ser ejercido del grupo dirigente a
los consumidores y trabajadores sino que el poder es ejercido de manera
inversa.
*Modelos de filosofía política Stefano Petrucciani . Pg
235.
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