Hoy en día la tecnología ha desembocado en una
dinámica de continua innovación irrefrenable. Todo este proceso de innovación
tecnológica constante esta guiado por una racionalidad tecnológica que busca
esencialmente la eficacia pragmática operativa, es decir, la eficacia
instrumental y operacional de dichas innovaciones.
La racionalidad tecnológica se pone en marcha a sí
misma y solo puede crecer y seguir aumentando ya que la auto-expansión le es
constitutiva al estar guiada por su dirección pragmática. Esta racionalidad
tecnológica transforma y manipula continuamente la realidad mediante las
innovaciones que introduce y esto afecta también a la sociedad, hasta tal punto
que hoy en día nos movemos en una sociedad regida por esta racionalidad
tecnológica de carácter pragmático.
En el artículo de Ramón Queralto “el caballo de
Troya al revés” se plantea el hecho de que, dada esta situación en la que nos
encontramos, donde se ha adoptado la dinámica pragmática de la racionalidad
tecnológica, la sociedad, al igual que la tecnología, se deshace y se enfrenta
a todo lo que impida o dificulte el normal desenvolvimiento de su dinámica de
expansión y crecimiento y la consecución de su utilidad. Esta actitud de
primacía de la práctica sobre la teoría afecta directamente a la concepción de
la ética tradicional.
Hasta la fecha la ética venía siendo de carácter
teórico (sobre todo con Kant), pero hoy en día esta postura es ineficaz dado el
cambio prioridad entre teoría y práctica en el que la eficacia pragmática se ha
impuesto a la teoría. Una ética teórica se enfrentaría de forma directa a esta
racionalidad tecnológica y tendría todas las de perder dada la naturaleza de
esta racionalidad. Por lo tanto es necesario introducir un nuevo criterio ético
que atienda a criterios de practicidad y a la consecución de un fin determinado
(como puede ser la felicidad).
Esta nueva ética no plantaría cara a la
racionalidad tecnológica, sino que se introduciría en su mismo campo, y según sus
mismas estrategias, para enriquecerla y colaborar con ella. De este modo esta ética
pragmática se presentaría como una forma eficaz de lograr los fines tecnológicos
y sociales. La única forma eficaz de introducir la ética en la racionalidad tecnológica
es haciendo que esta sea un medio constructivo y deseable en vez de ser el
elemento limitador y conflictivo del sistema tecnológico y social.
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